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La ciudad de Sevilla, con su rica herencia histórica y su impresionante arquitectura, alberga una joya que destaca entre las maravillas de Andalucía: la Iglesia del Divino Salvador. Esta iglesia, con su historia que se remonta a la época romana y su espléndida arquitectura barroca, es un testimonio de la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. En esta entrada, te invitamos a explorar la historia, la arquitectura y los tesoros artísticos que hacen de la Iglesia del Divino Salvador un lugar único en Sevilla.
La historia de la Iglesia del Divino Salvador es un fascinante viaje a través de las épocas. Originalmente, en el lugar donde se encuentra la iglesia, existía un edificio durante la época romana. Sin embargo, el edificio que conocemos hoy en día comenzó a tomar forma en el siglo IX cuando se construyó la Mezquita de Ibn Adabbás, que se convirtió en la mezquita más grande de la ciudad hasta 1182. Después de la conquista de Sevilla en 1248 por Fernando III de Castilla, la mezquita mayor se transformó en la catedral de Sevilla y la mezquita de Ibn Adabbás fue cristianizada bajo la advocación del Divino Salvador del Mundo.
A lo largo de los años, la iglesia ha experimentado transformaciones significativas. En el siglo XVI, se realizaron obras para cambiar la orientación del templo, instalar un altar mayor, crear una capilla para la Virgen de las Aguas y un coro capitular. Durante el siglo XVII, debido al deterioro, se demolió y comenzó su reconstrucción en 1671, con un diseño de fachada realizado por José Granados de la Barrera y la ejecución a cargo de Francisco Gómez Septién y Leonardo de Figueroa. Las obras se completaron en 1712. El campanario de la iglesia, que consta de tres zonas, incluye el antiguo alminar, una parte del siglo XIV y una parte superior realizada por Leonardo de Figueroa entre 1718 y 1719.
En el siglo XIX, en 1852, la iglesia dejó de ser una colegiata para convertirse en una parroquia, aunque mantuvo el nombre de colegial.
En el año 2003, la iglesia fue sometida a una extensa restauración dirigida por el arquitecto Fernando Mendoza Castells, que concluyó en 2008. Esta restauración devolvió parte de su esplendor original a la Iglesia del Divino Salvador.
La Iglesia del Divino Salvador presenta una arquitectura barroca con influencias manieristas en su fachada principal. En su interior, se exhibe como un amplio salón rectangular con altos pilares que sostienen bóvedas. Destaca por ser la única iglesia en la región con estas características. Las columnas en la cabecera de la nave central están adornadas con tracería que incluye símbolos eucarísticos, castillos y leones, además de capiteles dorados. La cúpula, de tambor y planta octogonal, cuenta con ventanales en la base y una linterna en la parte superior.
Dentro de la iglesia, se encuentran 14 retablos que albergan una impresionante colección de obras de arte religioso. Entre ellos, el Retablo Mayor, de estilo barroco, es una obra maestra realizada por Cayetano de Acosta en el siglo XVIII. También destacan el Retablo del Cristo de los Afligidos, el Retablo del Cristo del Amor y el Retablo de la Virgen de las Aguas, cada uno con su propia historia y belleza.
La Iglesia del Divino Salvador en Sevilla es un tesoro histórico, arquitectónico y artístico que refleja la rica historia de la ciudad. Desde sus raíces romanas hasta su transformación a lo largo de los siglos, este lugar ofrece una ventana a la evolución de Sevilla y su importancia en la cultura y la fe. Al visitar la Iglesia del Divino Salvador, los viajeros pueden explorar no solo la historia, sino también la belleza y la espiritualidad que esta iglesia única tiene para ofrecer. Es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en una experiencia inolvidable.
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